Resumen
Un problema muy grave que enfrentan los enfoques norteamericanos a la arqueología histórica es la manera excluyente en que se define la disciplina. Al confinar a la arqueología histórica a la era del capitalismo y del colonialismo, declaramos que las historias indígenas de muchas áreas del mundo no le interesan a dicha agenda intelectual. Si practicamos una arqueología histórica que s lo valoriza la experiencia colonial, entonces, ¿qué ocurre con la historia hecha por las culturas que participaron en la era precapitalista y premoderna? Tales enfoques separan las historias de los pueblos de África de las del Occidente y, de hecho, es un apartheid académico. Para remediar esta coyuntura, interrogamos cómo la arqueología histórica puede escapar a los límites del racismo implícito en su negación de la autenticidad histórica antes de la alfabetización. Sugerimos que la única manera de realizar una arqueología inclusiva, sensible a todos los proyectos de hacer historia, es romper las cadenas de la exclusión.