Pese al amplio consenso que existe acerca del razonamiento detrás de las ambiciones nucleares de Corea del Norte, que sería para garantizar la sobrevivencia del régimen, este artículo busca dilucidar (1) el por qué Corea del Norte se embarcó en continuas provocaciones, tales como probar sus tecnologías nucleares y misiles, a pesar de su cada vez más maduro arsenal nuclear y, en consecuencia, de su alta resiliencia frente a las intervenciones externas; y (2) el por qué Estados Unidos ha sido tan exitoso (por el momento) en hacer que Corea del Norte cese sus iniciativas nucleares. Se aplicará la ‘Teoría del estatus’, una teoría nueva (desarrollada más adelante), para ofrecer una explicación a este fenómeno. La Teoría del estatus busca arrojar luz a esta crisis a través de su distinción entre ‘prestigio’ y ‘respeto’, entre otros conceptos. Se argumenta que Pyongyang le asigna gran importancia a infundir respeto en Washington, al mismo tiempo que incrementa su prestigio a nivel nacional a través de las frecuentes pruebas de sus capacidades nucleares. La détente post‐12 de junio, presumiblemente temporal, se podría considerar como propicia para el estatus de Kim, y sería de esta forma instrumental, por su seguridad ontológica, más que como un proceso de desnuclearización.